Casi todos los domingos la familia Fellner se juntaba a la hora de
la comida. A Albert le tocaba vivir a menudo el mismo episodio: su madre
María le insistía en que el móvil que le había regalado se había
estropeado. En realidad, lo único que ocurría es que hacer cualquier
cosa que no fuese llamar le resultaba tremendamente complicado.
«El
problema no era ella. Es una persona lista. La causa de todo estaba en
el teléfono», recuordó este ingeniero austriaco de 46 años de edad.
Decidió entonces ponerse a investigar y trabajar para crear productos
adaptados a gente mayor, lo que acabó suponiendo el nacimiento de
Emporia Telecom.
Ahora, dos décadas después y tras haber
transcurrido cinco años desde que se centrasen en la fabricación de
móviles para abuelos, esta empresa familiar cuenta con una centena larga
de trabajadores repartidos entre su sedes en Litz y China así como
varios delegados que salpican el mapa europeo.
En el 2001 su
esposa Evelyn se unió al Consejo de Dirección, tan solo unos meses
después de haber contraído matrimonio. Él se ocupa de la parte creativa y
ella de la organización. Esta semana presentaron en Barcelona el smartphone
más sencillo del mundo, que llegará al mercado en septiembre. A simple
vista parece una grotesca caricatura de los móviles de hace diez años.
Las teclas y las letras son gigantescas y la pantalla es tan sencilla
que lo complicado resulta equivocarse. «Nuestro lema es que sea tan
inteligente como es necesario y tan sencillo como sea posible», explicó
Evelyn.
Sus terminales están pensados para ancianos o gente con
alguna discapacidad. Cuentan con curiosos instrumentos, como un guante
que simula el efecto de la artrosis o unas gafas que imitan las
cataratas que han sido diseñados por la Universidad de Cambridge, con la
que colaboran de forma habitual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario