jueves, 1 de diciembre de 2011

Gallardón pondrá una calle a Steve Jobs

Que Alberto Ruiz-Gallardón es hombre entusiasta del iPhone4 y el iPad2 no es novedad.
Ayer mismo, durante el primer Pleno en Cibeles, tuvo constantemente frente a él la tableta y sacó varias veces su smartphone. Tal vez su predilección por los juguetes de Apple haya sido determinante para que Madrid sea la primera ciudad del mundo en dedicar una calle al visionario fallecido el pasado 6 de octubre, según se aprobó ayer por unanimidad a propuesta del grupo UPyD.
Ni siquiera San Francisco, ciudad natal del padre de una de las tres manzanas más famosas de la historia –junto a la mordida por Eva y la recogida por Newton a los pies del frutal–, le ha inmortalizado aún en el nomenclátor de su callejero. Madrid, como Jobs, se pone a la vanguardia.“Es difícil que vuelva a repetirse un perfil tan brillante”, escribió el alcalde desde su iPad el día del fallecimiento de Jobs, muestra de su innegable admiración, tan compartida por tantos otros que seguro harán de la placa un objeto de colección.
Jobs no es la única celebridad que a título póstumo dará nombre a una vía, espacio público o institución cultural  de la capital. Otro fallecido en octubre, el matador de toros Antoñete, nacido muy cerca de Las Ventas y considerado  uno de los mejores toreros de todas las épocas, dará su última estocada en una placa.
Jesús del Pozo, uno de los modistos españoles más prestigiosos,  y el diplomático chileno Carlos Morla Lynch, que convirtió la embajada de su país en refugio de represaliados durante la Guerra Civil, completan la cuaterna.

“Estas cosas se hacen muy pegadas a la actualidad”, comentaba ayer una fuente municipal acerca de los nombres elegidos, de los que se quedan fuera figuras tan ilustres como Jorge Semprún, fallecido el pasado junio y para el que, de momento, no se conoce dedicatoria en espacios públicos.Lissavetzky, sin comisión
El nuevo Salón de Plenos se estrenó, cómo no, con un poco de tensión parlamentaria.  La Comisión de Duplicidades en la Asamblea fue el caballo de batalla del portavoz del grupo socialista, Jaime Lissavetzky. El martes amenazó con romper relaciones con Gallardón si no se aceptaba crear una comisión municipal para que las aportaciones de la oposición lleguen también a la Asamblea.
La amenaza no caló en Gallardón, que delegó la respuesta en su concejal de Hacienda, Juan Bravo. Bravo le dijo a Lissavetzky que Tomás Gómez podría llevar sus aportaciones a la  Asamblea sin necesidad de crear una comisión bis “cuando queremos recortar duplicidades”.  Antes, el portavoz de IU, Ángel Pérez reprochó a Gallardón que las viviendas proyectadas en las cocheras de la EMT en Cuatro Caminos no se terminarán hasta 2014.

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