lunes, 16 de abril de 2012

Nuestro amigo el Smartphone

Un estudio sobre los hábitos de dispositivos móviles en España que, entre otras conclusiones, asegura que el 55% de los españoles consulta en secreto su teléfono móvil durante la cena. ¿Y los del 45% restante qué hacen? ¿solo comen? En serio, deberíamos hacernos ver lo de los móviles que, además de convertirnos en tarugos pendientes de un cacharrito sin el que vivíamos tan ricamente hace veinte años, provoca una más que contagiosa mala educación que nos hace ignorar a la persona que tenemos enfrente en el restaurante para embarcarnos en una conversación con cualquiera a quien se le ocurra llamar aunque sea un vendedor de viajes espaciales.
Yo misma, que juré y perjuré que jamás tendría móvil, he llegado a regresar a casa tras media hora en coche porque lo había olvidado en el otro bolso, y a veces lo primero que hago es dejarlo sobre la mesa no sea que Nerón vuelva a incendiar Roma y tenga que ir presta con la manguera. Ya no hay conversaciones.
"María, tengo algo urgente que decirte...( Pi pi, pi) ¿Sí? ¿el informe?, pregúntale a Juanjo que lo dejó en el segundo cajón... espera que me levanto que aquí no hay cobertura..." Y María, esperando aver qué es eso tan urgente mientras acaba por beberse sola media botella de rioja mientras el otro da vueltas de un lado a otro frente a la puerta del restaurante gesticulando como si en ello le fuera la vida.
Pero esto aún llega más lejos. el informe de nuestros hábitos ante los móviles también asegura que el 16% se lleva el smartphone a la cama y que dos de cada tres usuarios europeos prefieren prescindir de un mes de cerveza, de la tele o de su coche antes que de su aparatito. Lo de la cama es verdad, doy fe de que hay gente, que creo que está normal, que se acuesta con el móvil al ladito, y a alguno he tenido que quitárselo de la almohada, más que nada porque aún está por determinar si tanta onda electromagnética y tanta gaita tiene algún efecto secundario que, desde luego no tenía el tierno osito de peluche que durante años ocupó el mismo lugar estelar. En cuanto a lo de la cerveza, la tele y el coche, lo siento pero no me lo creo. Esto es golpear en el mismo centro de flotación de la cultura occidental. Es una elección imposible.
El caso es que si este estudio tiene algo de cierto, dado que muchos de los adultos actuales nos hemos incorporado a internet, los chats y los móviles de forma tardía y por tanto aún no tenemos tanto vicio, diga lo que diga mi madre cuando me ve paseando por la playa en bañador con el móvil en la mano, ¿qué va a ser de nuestros hijos? ¿Acabaremos injertándonos los smartphone en la mano? ¿Naceremos con teclas? La tecnología nos invade.

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