Coladilla, un pueblo de 40 habitantes a media hora de León, al que llegan muy pocos turistas, parece el lugar menos apropiado para vender artesanía. Pero para la ceramista Pilar Tirado, que lleva 24 años viviendo aquí, esto nunca ha sido un problema. Con su taller factura unos 30.000 euros al año y tiene clientes en toda España, desde un coleccionista de belenes en Tenerife hasta una tienda de recuerdos en la Plaza Mayor de Madrid.
Cuando empezó, hace 17 años, vendía las piezas únicamente en ferias de León y Valladolid. Tiempo después contrató un servicio de internet por satélite -la conexión a través de fibra óptica no es buena en la zona- y se compró un ordenador de mesa. A partir de ahí sus entregas a particulares aumentaron tanto como su uso del correo electrónico.
Ahora trabaja con un portátil, envía fotos y contesta pedidos por su smartphone, y tiene su propia página web, además de perfiles en Facebook y Twitter. "Tener internet en el móvil facilita mucho la comunicación y el trato inmediato con los clientes, mientras que estar en las redes sociales te da visibilidad", dice Tirado. "Si no estás en la web, no existes".
La sentencia, que se ha vuelto ya una perogrullada, está siendo interiorizada por un número cada vez más grande de pequeñas y medianas empresas.
A pesar de la crisis, el porcentaje de pymes españolas que utiliza teléfonos inteligentes, tabletas, portátiles y otros dispositivos móviles aumentó el año pasado del 35,6% al 48%, de acuerdo con un estudio de Fundetec, una fundación que promueve el uso de las nuevas tecnologías. El informe, en cuya elaboración también ha participado la Dirección General de Industria y de la Pyme, se basa en encuestas a una muestra de 2.171 empresas de sectores que suponen el 40% del PIB español: logística, transporte, hotelería, turismo rural, comercio minorista, artesanía, agroalimentación, instalación de telecomunicaciones e ingeniería de consulta.
"La penetración por sectores es variopinta", advierte Alfonso Arbaiza, director general de Fundetec. Así, mientras que en logística el 95% de los empleados dispone de estos dispositivos, en artesanía esta cifra baja al 28%. El informe asocia esta diversidad al diferente grado de tecnificación. "Aquellas empresas en las que la movilidad de los trabajadores es consustancial al negocio han apostado más decididamente por estas tecnologías", explica Arbaiza.
Es el caso, por ejemplo, de Open2Open, un operador logístico que recibe, almacena, empaqueta y entrega los pedidos de tiendas online, telecos, fábricas y bancos. Hace ocho años, esta empresa de 200 trabajadores desarrolló una aplicación para que sus clientes pudieran ordenar entregas y hacerle seguimiento desde el móvil. "Los equipos comerciales de nuestros clientes están habitualmente en la calle, no en la oficina. Para ellos, cualquier herramienta que les dé movilidad es muy útil", comenta Alfonso Cualladó, director general de la compañía.
'Smartphone', el que más crece
Cuando la penetración se desagrega por tipos de dispositivos, se aprecia que los móviles de mayores prestaciones se concentran en ingeniería y logística, donde el uso de teléfonos inteligentes es muy elevado: 94% y 61%, respectivamente. Por el contrario, en actividades menos sofisticadas, como turismo rural, comercio y artesanía, la mayoría de empresas se contentan con un celular convencional. "Sin embargo, el smartphone es el dispositivo que más ha crecido en todos los sectores", destaca Arbaiza.
La presencia del notebook es bastante menor (75%), aunque no tanto como la de la tableta, cuyo máximo porcentaje corresponde de nuevo a logística (38%), en tanto que en el resto no supera el 23%, correspondiente al sector agroalimentario.
Pero no todos los empleados que disponen de una Blackberry o un iPad lo tienen integrado con los sistemas de la empresa. Eso significa que aun teniendo estos equipos, no todos pueden acceder a su e-mail y archivos en la calle o el avión, como lo hacen cuando están en la oficina. "Es lógico, por la mayor complejidad que supone integrar el móvil a los sistemas de la empresa, pero en las pymes que lo han hecho, el salto cualitativo en términos de productividad y ahorro de tiempo y desplazamientos ha sido mucho más alto", precisa.
En cuanto a las principales barreras para la adopción de tecnologías móviles, el estudio identifica el coste, la interoperabilidad entre terminales y diferentes operadores y la complejidad de uso como aspectos decisivos. Esta última preocupación es particularmente alta en el caso de los artesanos, situación que el estudio atribuye a un déficit de capacitación. No es el caso, por supuesto, de la ceramista Tirado: "Si no fuera por la tecnología, no podría facturar la mitad de lo que facturo".
No hay comentarios:
Publicar un comentario